Son muchísimas las fotografías que habéis etiquetado con el hastag #fujiadictos en Instagram. Y un mes más os damos las gracias a todos por compartir vuestras fotos con la comunidad. Y especialmente este mes de marzo, que para todos se está haciendo tan duro.
Queremos felicitar a @danielmerinophoto como ganador de este mes de marzo. Muchísimas felicidades porque la foto realmente es espectacular, con muchísima fuerza. Y también felicitar a @elio.frongia y a @seixi, como finalistas de este mes de marzo.
Mis tíos pusieron dos cámaras en mis manos cuando estaba estudiando y me dijeron que tenía tres variables con las que podría jugar para engañar a la cámara y que la cámara no me engañase a mí. Me pareció fascinante el mensaje y me picó el gusanillo. A partir de ahí me puse a investigar. Primero de una forma autodidacta y después fui empalmando cursos y conociendo gente que me iba nutriendo. Una vez que terminé con mis estudios de periodismo y tras varias experiencias frustrantes en medios de comunicación decidí liarme la manta a la cabeza y dedicarme a lo que más me gustaba: la fotografía.
Me formé en EFTI y estudiando un Máster ahí empecé a trabajar en la escuela conociendo desde dentro el estudio, el laboratorio, fotógrafos que allí llegaban, etc. Me picó entonces el gusanillo de la formación y comencé a impartir clases. Desde entonces he pasado por varias escuelas (EFTI, Escuela CES y actualmente MADPHOTO y la Escuela Universitaria de Diseño e Innovación ESNE. Además doy clases 1 to 1 por mi cuenta). También regresé al mundo de los medios de comunicación como Editor Gráfico de varias revistas y tengo una larga trayectoria como fotógrafo editorial, en eventos, músicos, fotografía corporativa y fotografía de bodas.
Tengo tres cámaras: una Fujifilm X-T3, una XT2 y una XT1, aunque esta última ya apenas la utilizo. Además tengo varias ópticas: un Fujinon 56 f1.2, un 23 f2, un 18-55 f2.8. A parte tengo un 12mm de otra marca adaptado para Fuji con el que me lo pasó muy bien. Cuando cambié mi equipo de Canon y me pasé a Fujifilm una de las premisas fue economizar en equipos y desenvolverme prácticamente con dos cuerpos y dos ópticas siempre que fuese posible.
Mi objetivo favorito aún no lo han fabricado. Sería un 35 o 33 f1.4 o f1.2 con la rapidez del f2. Mientras tanto reconozco que con el 56 y el 23 me siento muy a gusto, ya que cubren el 90% de las situaciones que me encuentro.
Me considero un fotógrafo bastante todoterreno al que le gusta poder beber de distintas fuentes. Quizás esa circunstancia y el hecho de dedicarme desde hace ya bastante tiempo a la formación me ha permitido permanecer con vida cuando las cosas han venido mal dadas. Aún así reconozco que estoy especializado en retrato (editorial o corporativo) y fotografía social (bodas). Lo que más me apasiona es cualquier proyecto que pueda construir desde cero y darle forma con total libertad. Si me dejaran elegir, haría fotografía de danza, de conciertos y retratos a músicos, que es donde he encontrado mayores satisfacciones.
Soy bastante metódico. Me gusta preparar al detalle cada proyecto y que cuando estemos haciendo fotos cualquier imprevisto venga a favor y ayude para que el resultado final pueda respirar espontaneidad, naturalidad y una imagen creíble donde el fotógrafo desaparezca en la medida de lo posible de la imagen. Cada proyecto es distinto y en lugar de quedarme con un estilo me gusta apostar por todos y sacar lo que mejor se adapte a lo que estoy haciendo en ese momento. Me gusta pensar que mis fotos transmiten y no dejan indiferente.
Desde el punto de vista profesional estoy volcado con Trendcontrend, mi alter ego en fotografía de bodas, que año tras año va creciendo y se va consolidando en el sector.
Personalmente estoy con un proyecto fotográfico muy bonito en el que estoy dando imagen y voz a los recuerdos y memoria de un chico de Niger que llegó a España en una patera después de un éxodo peligrosísimo por África donde vivió situaciones dramáticas siendo todavía “un niño”. Con mis fotos intento recuperar esa “infancia robada” de Jarfair, el protagonista de esta historia.
Mi padre es reportero gráfico hace casi 50 años, por lo cual desde pequeño estuve familiarizado con este mundo. Él fue uno de los pioneros en hacer revelado color en Argentina cuando trabajaba como fotógrafo deportivo (hacía fútbol principalmente) para la revista Goles. Sin embargo, mi primer acercamiento serio a la fotografía fue cuando yo tenía 17 años aproximadamente. En aquel entonces (año 2004-2005) mi padre ya trabajaba por su cuenta haciendo fotografía de equitación y polo, por lo cual todos los veranos (desde 1987 hasta 2011) iba a cubrir torneos de este último deporte que se realizaban en Punta del Este, Uruguay.
Yo siempre iba con él hasta que un día tomé su cámara durante dos chukkers (tiempos, en el polo) y saqué algunas fotos que resultaron ser muy parecidas a las que él solía tomar. La siguiente vez me prestó un equipo y ambos tomamos fotos en simultáneo. A veces hasta escuchábamos el “click” de cada cámara casi al unísono! Por lo cual al año siguiente decidimos llevar dos equipos completos uno para cada uno, y trabajar en simultáneo en campos diferentes. Por aquel entonces usábamos dos Canon 20D, un canon 400mm f/2.8 y un Canon 70-200mm f/2.8 con extender 1.4. Fue así cómo lo que para mí eran vacaciones se transformaron en trabajos parciales por los cuales regresaba a mi casa con algo de dinero, producto de la venta de mis fotos.
Actualmente cuento con una Fujifilm X-T3 y 3 lentes Fujinon (el 35mm f/2.0, el 10-24mm f/4.0 y el 55-200mm f/3.5-4.8. Los 3 lentes me parecen entre muy buenos y excelentes, pero mi favorito por tamaño, construcción y calidad de imagen es el 35mm. Junto a la cámara forman un hermoso conjunto, sobre todo en plateado (para mi gusto, claro). He hecho retratos preciosos con este objetivo y lo uso mucho para fotografía de gastronomía.
Cubro un abanico bastante amplio. Hago fotografía callejera, retratos, sesiones familiares y de parejas, fotografía gastronómica, real estate y deportiva. Sin embargo, mi pasión es la fotografía de paisajes. Para mí no se trata únicamente de ver un bonito paisaje, tomar la foto, editarla y subirla. No. Es todo el proceso, desde que elijo a dónde ir, el trayecto que realizo hasta llegar ahí, elegir la ubicación y la composición que más me atrae y luego sí tomar la fotografía. Sin embargo, lo más importante es estar presente, en contacto con la naturaleza, la contemplación y la observación. Soy de los que creen que la fotografía es representa en parte nuestro estado emocional. La belleza que vemos fuera, en ese atardecer, en esa colina, mar, montaña o lo que sea, es reflejo de nuestra belleza interior. Sólo podemos apreciar en el exterior lo que está en nuestro interior.
Muchas veces y por muchos años me costó encasillarme dentro de un estilo fotográfico. Humildemente no considero que ninguna de mis fotos tengan mi sello. Es decir, creo que nadie podría decir “esa fotografía es de Elio” sólo con verla. Me atraen tantos estilos, y hay tantos fotógrafos excelentes actualmente. Sin embargo, son pocos los que tienen su impronta tan marcada. Se me ocurre mencionar a Alan Shaller, Alain Laboile, Iurie Belegurschie, Sean Tucker, que tal vez son los que más me inspiran, y tienen estilos tan diferentes entre sí. Y hay otras tantas cuentas que son para mí muy interesantes, como @eve_delgado, @lamemoriadelolvido @juanra.noriega entre tantos otros.
En lo que a mí respecta, como decía antes, no creo tener un estilo definido. Sin embargo, comencé a profundizar en mi búsqueda desde 2012, cuando hice mi primer viaje a Europa con una DSLR. Y sin dudas mi perspectiva y mi interés en este arte se profundizó en 2014 cuando realicé mi primer viaje solo al sur argentino (Bariloche) y sobre todo en mi viaje solo a Europa en 2015 durante un mes, en el cual recorrí Islandia por una semana y experimenté uno de los fenómenos naturales más impresionantes de mi vida; las auroras boreales. Pueden leer mis impresiones y tips fotográficos en mi blog para no explayarme demasiado aquí. https://puromundo.wordpress.com/2019/10/22/aurora-boreal-en-islandia/
Desde mayo de 2019 que comencé a viajar por el mundo con mi novia. Dejé mi vida como analista de sistemas, la estabilidad laboral y la rutina, vendí casi todo lo que tenía y salí con una mochila de 55lts, la mochila de la cámara y el ordenador a recorrer el planeta a paso lento, haciendo trabajos de temporada o por intercambio, buscando expandir mi mente, conocer gente de distintos países, culturas y, desde ya, paisajes.
Lancé mi proyecto Puromundo en septiembre de 2018 con una nuestra fotográfica que hice en Buenos Aires, Argentina, en la que expuse algunas de las fotografías de paisajes que había hecho hasta entonces. Mi proyecto consiste en transmitir y compartir mi mirada del mundo, de su pureza, de lo importante que es que estemos conectados con él, la naturaleza y nosotros mismos, y, en este contexto del virus, creo que estamos ante una gran oportunidad para notar las consecuencias de nuestras acciones, para escuchar al planeta pedirnos que por favor no sigamos destruyéndolo. También les comparto una reflexión que escribí acerca de esto. https://puromundo.wordpress.com/2020/03/30/volviendo-a-vos-y-al-mundo/
Por último, parte de este proyecto es poder ofrecer tours/workshops fotográficos de paisajes, que sean sustentables y amables con el medio ambiente. A veces también es necesario bajar la cámara, observar y apreciar lo que nos rodea.
Mi interés por la fotografía comienza en la adolescencia, al heredar una réflex y una ampliadora de mi tío. Aprendí todo lo que pude sobre el manejo de la cámara e hice mis pinitos revelando en un cuartucho de un metro cuadrado en casa de mis padres, del cual el olor tardó años en irse. Desde entonces siempre he disfrutado haciendo y viendo fotos, pero mi relación con este mundo ha sufrido altibajos por falta de tiempo, ya que no es mi única afición y he tenido dos retoños por el camino.
Me era muy difícil sacar tiempo para hacer una salida en condiciones, y mi equipo, una réflex Full Frame de peso considerable, no ayudaba en absoluto, así que se pasaba la mayor parte del año en el armario… Hace un tiempo, me la llevé un viaje relámpago a EE.UU. y fue la gota que colmó el vaso, ya que estuve en lugares preciosos pero el peso del equipo acababa quitándome las ganas de sacarlo del coche… De vuelta a casa vendí todo mi equipo y busqué una alternativa ligera y con carácter, así que la serie X de Fujifilm surgió como la opción perfecta, y de su mano me adentré en un género que nunca había tocado y me enganchó desde el primer momento, la fotografía de calle.
Mi cámara actual es una Fujifilm X-T30. Quería una cámara pequeña, ligera, pero que a la vez que me limitase en absoluto. La X-T30 cuenta con toda la potencia y versatilidad de sus hermanas mayores en un cuerpo realmente compacto que pasa desapercibido a pie de calle. Además su peso me permite llevarla encima casi siempre. Tiene un gran rango dinámico y una reproducción de colores fantástica, incluso en los JPGs directos de cámara. Y como colofón, en un plano menos práctico, la estética retro de las cámara Fuji me apasiona.
En cuanto a objetivos cuento con uno único zoom Fujinon XF 18-55 F2.8-4 que utilizo principalmente para viajes familiares y grabación de vídeo aprovechando su estabilizador. El resto de mi arsenal son objetivos fijos, mis preferidos por peso y luminosidad, habiendo pasado por mis manos los modelos XF 16mm F/1.4, 23mm F/1.4, 23mm F2, 35mm F/1.4 y 56mm 1.2. Es difícil decir cuál es mi favorito, ya que sería uno u otro según las condiciones, pero si tuviese que quedarme sólo con uno sería el 35mm F1.4. Su relación entre luminosidad, tamaño y precio me parece insuperable, y sus fotos tienen un encanto especial… No es el más rápido enfocando, pero en la X-T30 cubre sobradamente mis necesidades.
Mi pasión es la fotografía de calle, con la cual he tenido un verdadero flechazo. Por una parte me encontré que podía hacer fotos todos los días y a todas horas. Ya no necesitaba viajar, madrugar o hacer pasar frío o calor a los que me acompañan. En cualquier momento de tu vida diaria te puedes encontrar una foto. Por otro lado, desde hace tiempo las redes sociales se han convertido en la portada de nuestras vidas, mostrando una imagen distorsionada de la realidad en la que vivimos. No nos pasamos el día en playas paradisíacas, ni vamos siempre arreglados ni con nuestra mejor sonrisa. Y entendí que la fotografía de calle es, en su mayoría, precisamente lo contrario, plasmar la realidad.
Así que aunque todavía no puedo decir que tenga un estilo definido, sí sé lo que me gusta fotografiar y cómo querría hacerlo. A nuestro alrededor se producen en todo momento potenciales buenas imágenes que normalmente se pierden (como lágrimas en la lluvia, que decía la película). En mi caso me apasiona aprender a ver esa belleza en lo cotidiano, lo común. Sacar una foto que me guste yendo al trabajo o volviendo en autobús. Intento pasar lo más desapercibido posible, tanto para no incomodar a nadie como para obtener una imagen más realista.
No me decanto por blanco y negro o color, sino que uso uno u otro según la toma y la característica de la misma que quiero resaltar. Cuando busco resaltar las formas, los contrastes de luz o simplemente poner el énfasis en el contenido, me gusta usar blanco y negro. En cambio uso el color en las ocasiones en que toman protagonismo, con elementos de colores vivos y condiciones de luz que los hagan resaltar.
No tengo un proyecto fotográfico concreto en mente en estos momentos, pero sí llevo unos meses comprometido a subir una fotografía a mi cuenta de Instagram cada 1 o 2 días como pequeño reto que me empuje a sacar mi Fuji a diario. Huelga decir que no está resultando nada fácil dada la complicada situación por la que atravesamos en este 2020, pero de momento sigo sacando cosas a base de rascar el disco duro. Parece mentira cómo cambia nuestra percepción de algunas imágenes cuando las dejamos “reposar” un tiempo.